Voy entonces como una piedra viviente en sí misma, dada (arrojada) públicamente a la sociedad. Como una obra de arte, como un trabajo de arte; pero también como un obrero trabajador y manifestante en pie de paz y no de guerra, contra todo y contra nada, a favor del cosmos y la vida, desde una practica como el arte, tan humana y semejante a cualquier otra ciencia y a su vez tan excepcional.